Luego de tres meses de violentas protestas contra el presidente Ortega y a pocas horas del aniversario 39 de la Revolución Sandinista, la OEA aprobó una resolución para que el mandatario adelante las elecciones.
En medio de una crisis sociopolítica que inició el pasado 18 de abril y sin que ningún intento de diálogo haya prosperado, el exguerrillero sandinista ha tomado la decisión de usar la fuerza del Estado para reprimir a los manifestantes; lo que se ha traducido en violentos choques y centenares de nicaragüenses muertos.
La OEA pidió a Daniel Ortega, que “apoye un calendario electoral” acordado en el diálogo nacional, mediado por la Iglesia Católica, en una fórmula que busca elecciones anticipadas como vía para salir de la crisis que ha dejado más de 350 muertos en tres meses.
La resolución fue aprobada con el voto a favor de 21 de los 34 países que son miembros activos de la OEA, mientras que tres (Nicaragua, Venezuela y San Vicente y las Granadinas) votaron en contra y se registraron siete abstenciones, así como tres ausentes, entre ellos Bolivia.
Poco después de aprobada la resolución en la sesión extraordinaria del Consejo Permanente, otra propuesta fue votada en la sede de la OEA en Washington. Dicha propuesta, que fue finalmente rechazada por los Estados miembros, fue presentada por Nicaragua y exigía a la comunidad internacional respeto a su “autodeterminación” y se culpaba a grupos internacionales “terroristas” de incitar a la violencia.
La iniciativa no señala a Ortega por la violencia, pero urge a su Gobierno a que participe “activamente y de buena fe” en el diálogo nacional, en el que participan las autoridades y la opositora Alianza Cívica, que aglutina al sector privado y la sociedad civil.
En la resolución, la OEA expresó su condena al “hostigamiento” a los obispos que participan en el diálogo, así como a los “actos de violencia” contra unas oficinas de Caritas que fueron incendiadas y contra la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), que se convirtió en centro de las protestas.
Advirtió de que se está volviendo a una “época de golpes blandos y golpes duros”, como los que supuestamente EE.UU. orquestó en América Latina durante el siglo pasado y, entre los que, el canciller mencionó la financiación de Washington de la “contra” nicaragüense frente el Ejecutivo sandinista en los años 80 y 90.
Por su parte, el embajador de EE.UU. ante la OEA, Carlos Trujillo, reiteró su llamamiento para que se celebren “elecciones, libres, justas y transparentes” en Nicaragua.
Hoy se cumplen tres meses del inicio de las protestas, que comenzaron el 18 de abril contra Ortega y contra su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, un movimiento que comenzó por unas fallidas reformas de la seguridad social y que se ha convertido en un reclamo que pide su renuncia, después de 11 años en el poder.
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